Júlia Díez - Empieza a ser claro que el “motín” de los empleados del diario Libération que forzó la dimisión de su director Nicolas Demorand se centró en la batalla entre si potenciar la edición impresa del diario o la edición digital. Demorand, ya ex-director del diario, ha dicho que el periódico aún está dominado por la idea de poner el papel en primer lugar, y añade que en los últimos tres años su idea había sido “llevar el papel a la era digital y transformar profundamente la forma de trabajar”.
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| El ex director del Liberátion, Nicolas Demorand // Wikipedia Commons |
El revuelo sobre este debate empezó cuando los periodistas del diario decidieron hacer huelga luego de oír que la sede parisina del Libération sería transformada en un centro cultural que iba a incluir un estudio de radio y televisión además de un restaurante y un bar. Tras la huelga, los empleados hicieron una portada que causó polémica donde declaraban “Somos un diario, no un restaurante, ni funa red social”. También se quejaban que los accionistas promotores de la transformación de la sede proponen una diversificación enorme que conllevará recortes salariales y reducción de jornadas.
Todo esto pasa en un contexto de grandes pérdidas de ventas que están llevando al diario a una situación de declive muy severo, y en esta situación es remarcable el hecho que un diario que surgió luego de la revolución de 1968 no sea capaz de abanderar la revolución digital. Demorand, en compañía de los accionistas, defiende que el periódico debe beneficiarse de fuentes de producción no periodísticas: “Hoy día la diversificación es necesaria para la prensa escrita”. Según él, un diario no puede sobrevivir solo y tiene que servirse de otras actividades periféricas para producir periodismo de calidad.
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